“La
creatividad, el conocimiento, la diversidad, la belleza son presupuestos
imprescindibles para el diálogo por la paz y el progreso, pues están
intrínsecamente relacionados con el desarrollo humano y la libertad” tomado del
texto La cultura el cuarto pilar del
desarrollo sostenible, página 4.
Con esta corta
pero profunda hipótesis quiero reconocer y resaltar la importancia de las
actividades culturales dentro de los procesos de crecimiento sostenible, donde
el crecimiento económico no está desligado con el social. Así pues, el hombre
como un ciudadano participante y activo de la sociedad debe ser pensado como el
motor que mueve el alma de los territorios, el ciudadano es ese recurso al que
se le debe invertir, y una de las mejores formas de dar valor a ese talento humano es alimentando su
principal fuente de nutrición; la cultura.
La creatividad
y la capacidad de innovación son habilidades desarrolladas propias del ser
humano y gracias al desarrollo de esas cualidades es que hemos logrado superar
infinidades de retos científicos, políticos, económicos y tecnológicos que han
permitido la suma de un peldaño más a los avances de la humanidad. Es
importante recordar que esa creatividad que tanto necesitamos es tan solo el
resultado del fuerte desarrollo y expansión de experiencias significativas en
el aprendizaje, ofrecidas y obtenida por la CULTURA.
El
planteamiento de la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural y la
Convención sobre la Diversidad de las Expresiones Culturales de la UNESCO, abre
una nueva perspectiva a la relación entre cultura y economía dando paso a un
nuevo camino por explorar, en donde la creatividad, el turismo cultural, el
entretenimiento y el arte es visto como una gran posibilidad no solo de
crecimiento económico sino también, de un necesario y revolucionario progreso
humano. A este punto, a cada ciudadano se le garantizarían un acceso total a la
cultura, a la información, a la libertad y a las conexiones sociales que este
requiere para vivir.
Hacer reconocer
a todas las entidades gubernamentales que si se satisfacen las necesidades
básicas de los ciudadanos se genera países y ciudades sostenibles y con amplio
desarrollo, es una misión con la los que líderes a favor de la prevalencia de
las políticas culturales deben luchar; ya que aunque hay muchas organizaciones
unidas y países que se están articulando para luchar por políticas que prioricen
el arte y la cultura, aún se encuentra en sólo escritos y supuestos para muchos
contextos políticos.
El papel de las
gobernaciones y reguladores del bien público es primordial y hay que hacerles
comprender que defender y satisfacer las necesidades de la sociedad,
haciéndolas sanas, seguras y creativas, no es pretensión, antojo o un anhelo
imposible de lograr, sino que, es un elemento de pronta y valiosa intervención,
ya que en la medida que demos valor a la cultura, se generará una sociedad más
creativa e innovadora, y por lo tanto, se abrirá paso a una sociedad productiva
y cualificada.
La cultura no
solo forma artista, la cultura también forma a seres pensadores, críticos,
emprendedores y portadores de progreso.
Por: Daniela Carolina Meza Ramirez
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