martes, 6 de diciembre de 2016

EMPRENDIMIENTO CULTURAL- PILAR DEL DESARROLLO



Muy posiblemente antes de ingresar a la Escuela de Artes Débora Arango e incluso durante el curso de ella nos hemos enfrentado a las mismas frases, mitos, y pensamientos propios de nuestra sociedad colombiana: “del arte no se puede vivir”, “te vas a morir de hambre” y “¿qué más vas a hacer?” Que sea cierto o falso no es la discusión que quiero plantear, lo que sí quiero afirmar es que  prejuicios como estos son el claro reflejo de un país con una pobre visión del valor del arte para la sociedad y de una gobernación con poco empoderamiento en políticas que fortalezcan las actividades culturales.

La industria cultural ya no solo es una propuesta de apoyo y crecimiento económico plasmada en simples papeles sino que, se ha convertido en diferentes territorios y debe convertirse para el nuestro contexto colombiano en una alternativa de desarrollo económico y social sostenible. Las posibilidades de trabajo de la cultura son múltiples, permitiendo producciones y moviendo grandes recursos a través de diferentes sectores: la música, las artes plásticas, el mundo audiovisual, la producción fonográfica y entre otros sectores que hoy en día son escenarios en los que el arte puede hacer prosperar la economía y el valor social de una comunidad.

La escuela de artes es su misión de formar artistas íntegros: creadores, gestores y emprendedores ha abierto las puertas al mundo de los negocios; un tema que aunque en un principio parece chocar radicalmente con algunas visiones e ideales utópicas de hacer arte para muchos alumnos de la Débora Arango o del artista en general, resulta ser de gran interés y de profundización vital para los que se acercan a ella.Aquí viene un punto discutido y hace referencia a esa negociación del arte, donde muchos niegan la posibilidad de cobrar el arte y sin ahondar mucho en el tema considero pertinente reformular y defender la idea de la necesidad del artista para poder vivir, la idea de dar valor al arte y la cultura pero sobretodo la idea de que la cultura es un derecho que debe ser otorgado por nuestros dirigentes.

Nuestra Escuela Superior Tecnológica de Artes Débora Aranago ha vislumbrado esta oportunidad de ser y de formar seres integrales capaces de pertenecer a esa gran industria creativa y cultural, promoviendo desde sus instalaciones, sus procesos y mallas curriculares una serie de actividades y programas encaminados al estímulo y motivación constante del artista independiente a repensarse y a pensar su idea artística como un emprendimiento personal.  Esto invita a la comunidad de estudiantes deboriana a pensar su propia arte como su proyecto de vida y cómo su principal alternativa para tener éxito.


De esta manera agradezco la creación de espacio como la Débora que contextualices y promuevan. Conocer el movimiento y el desarrollo cultural mundial y local es una necesidad para lograr el éxito de nuestro gran Capital creativo.

Por: Daniela Carolina Meza Ramirez

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